

Muy intimista, poética y con muchos rasgos autobiográficos, la obra de Claude Cahun, en especial la fotográfica, es de difícil clasificación.
Su pertenencia al movimiento surrealista se ve superada por una inspiración muy baudeleriana y por la búsqueda de un mito personal. No pretende provocar ni dar espectáculo. Se trata de una búsqueda de sí misma, en un juego permanente de espejos y de metamorfosis, entre la fascinación y la repulsión, en una obra compuesta en gran parte de autorretratos.
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